Infancia y juventud
Una mirada
azul y profunda compite con el cielo más puro de América el 7 de Noviembre de 1836, son los ojos del más
preclaro hijo de esta tierra morena: Gabriel René Moreno del Rivero. Sus padres
el abogado Dr. Gabriel José Moreno y Doña Sinforosa del Rivero le llevaron a la
pila bautismal el 1 de Mayo de 1837, el Canónigo José Vicente Durán le impuso
los santos óleos y sus padrinos Don Benigno Frías y su esposa Doña Guadalupe
Vaca, quedaron de por vida comprometidos ante Dios y los hombres cuidar al
precioso vástago. Su partida bautismal ha pasado a la historia, porque hay dos
con el mismo nombre, ya que lleva el mismo de su hermano fallecido y dice:”En
el año del Señor de 1837, en esta ciudad de San Lorenzo de la Barranca Santa cruz
de la Sierra….”
Gabriel René
fue el último hijo del Dr. Gabriel José, que en una unión anterior había
procreado ocho y con Doña Sinforosa cuatro: Clemencia, Corina, Arístides y él. Desde muy niño tuvo contacto con los libros de
la gran biblioteca de su padre.
Se destacó en
sus estudios primarios en el Colegio “Seminario” y a los catorce años fue
llevado a Sucre a proseguir sus estudios en el Colegio “Junín”. A esta edad el
amor juvenil tocó a sus puertas, haciéndole suspirar unos ojos negros y
profundos de una dama de su misma clase social.
Sus viajes
Gabriel René
fue un hombre pobre económicamente y los viajes que realizó los hizo con ayuda
primero de su padre y luego de amigos muy pudientes.
En Sucre el tañer
de las campanas le acompañaría toda la vida. Profundo amor por la ciudad
blanca, los rojos tejados de Cochabamba, la histórica Potosí, el embrujo del Beni, la inolvidable Valparaíso, la
inagotable Santiago, la bronceada Antofagasta, la encantadora Lima, la magia de
Río de Janeiro, la laboriosa Buenos Aires, la
luz de París y el incomparable Londres, al lado del magnate boliviano
Aniceto Arce.
De cada una de
ellas, obtuvo el máximo provecho, ya que su infatigable tarea recopiladora e
investigadora, haría del tiempo un verdadero placer en la Historia.
Su vida en Chile
La meca de la
cultura en ese entonces estaba en su esplendor en Chile, la tierra mapocha le
abre los brazos con cálida acogida.
El Obispo de la Serena Ilustrísimo
señor Don José Manuel Orrego le inscribe en el mejor colegio de San Luis,
titulándose con honores.
Luego
pasa a la Universidad,
culminando el sueño de su padre que lo veía como Abogado, su examen fue
brillante ante los miembros de la Excelentísima Corte
de Justicia, profesión que nunca ejerció.
Los momentos
de paz y alegría los encontró en la campiña, los altos círculos culturales
y amistades que compartían la misma
pasión: los libros.
Sus estudios y
profesiones
1. Polígrafo.
2. Bibliógrafo.
3. Archivista.
4. Sociólogo.
5. Politólogo.
6. Abogado.
7. Historiador.
8. Ensayista.
9. Literato.
10. Maestro.
11. Catedrático.
12. Columnista.
13. Diplomático
Creador de
la ciencia de Bibliotecología en Chile
Hablaba
perfectamente el latín, francés y el inglés
Sus trabajos
La pobreza fue
un fantasma que acechó constantemente al brillante intelectual cruceño, quien
estaba orgulloso de ser cruceño-boliviano, sin embargo esta limitación no era
suficiente para cortar las alas de su
inspiración.
Su primer
trabajo lo desarrolla como suplente de profesor de Historia de la edad Media y
Moderna, por enfermedad del titular el Maestro Abdón Cifuentes. Sus alumnos
quedan maravillados ante la sabiduría de su joven profesor.
Luego es
nombrado profesor interino de Literatura, porque el maestro Miguel Luís
Amunátegui había sido convocado a ocupar el cargo de Ministro de estado. Aquí
Gabriel René Moreno despliega sus alas de escritor y diseña el texto de
Literatura Perceptiva.
A la muerte
intempestiva de Miguel Luís Amunátegui, Gabriel René Moreno ingresa a la
inmortalidad de la pedagogía, quedándose como titular de la materia de
Literatura y a la vez ocupa interinamente
la cátedra de Historia de América y de Chile. Acumula ocho horas de
Castellano a la semana, haciendo de la enseñanza un altar.
Es nombrado
bibliotecario de la principal Biblioteca por renuncia de Amador Rodríguez.
Sus amigos
Conocedor de la grandiosidad del alma, Gabriel René
Moreno se rodeó de grandes amigos y figuras prominentes de Chile, quienes
compartían con él la misma pasión por los libros, la Historia y la
investigación, entre los que se puede citar:
1. Andrés Bello
2. Alejandro
Fuensalida Gardón
3. Enrique
Barrenechea
4. Juan Enrique
O’Ryan
5. Luís Ignacio
Silva
6. Enrique
Torres Saldamando
7. Luís Montt
8. Domingo
Amunátegui Salas
9. Miguel Luís
Amunátegui
10. Gregorio Víctor
Amunátegui
11. Diego Barros
Arana
12. Benjamín
Vicuña Makkena
13. Ramón
Briceño
14. José Toribio
Medina
15. Pedro
Lautero Ferrer
Sus obras
Su mente
brillante y erudita, inquieta y comprometida, jamás olvidó a su patria, por
ello todo el tiempo buscó el lienzo de la investigación para plasmar la Historia boliviana, así
produjo:
1. Poetas
bolivianos. Biografía de Néstor Galindo y Daniel Calvo (1868)
2. Biblioteca
Boliviana. Catálogo de la sección de libros y Folletos ( 1879)
3. Anales de la Prensa Boliviana. Matanza de
Yánez ( 1861-1862)
4. Biblioteca
Boliviana Catálogo del Archivo de Mojos y Chiquitos ( 1888)
5. Elementos de
la Literatura Perceptiva
(1891)
6. Biblioteca
Peruana. Apuntes para un Catálogo de Libros y Folletos (1896-
1897)
7. Últimos días
en el Alto Perú y documentos inéditos de 1808-1809 (1900)
8. Bolivia y
Argentina. Notas Biográficas y Bibliográficas (1901)
9. La Mita en Potosí
en 1795
10. Hilarión
Daza y las bases chilenas de 1879
11. El General
Ballivián
12. Nicomedes
Antelo
13. Estudios de la Literatura Boliviana
14. Introducción
al estudio de los poetas bolivianos
Su pasión: La
bibliotecología
Se descubrió
desde muy niño, porque su padre le aplicaba castigos de ordenar su biblioteca y
para Gabriel René esto significaba el mayor placer. Descendía de familia de
alta alcurnia, se cuenta que su tío Marianito Moreno, apuesto y gallardo, para
no contagiarse del pueblo plebeyo, se refugió en su hermosa hacienda del Urubó
y sólo salía a la ciudad el Viernes Santo, vestido en traje típico español.
Otro tío
decidió evangelizar en Moxos. Su tatarabuelo materno Don Gabriel de Vargas, pasó sus vidas en
acciones filantrópicas, piadosas e improductivas y no descansó hasta dejar fundidas las primeras campanas de la
Catedral.
Se cree que
descendía en línea directa del Capitán extremeño Ñuflo de Cháves
Estos
antecedentes genealógicos y fruto de su entorno familiar hacen comprender que la pasión de Gabriel René por
la bibliotecología fuera tomada muy en serio e hiciera de ella un santuario de
la investigación.
Dos grandes en Chile
La tierra
araucana fusionada en el alma y sangre de Andrés Bello, se encuentra con la
tierra morena incrustada en el pecho de Gabriel René Moreno.
La tierra
mapocha les brinda la oportunidad de desplegar todo el grado de sabiduría de
estos dos titanes de las letras.
Andrés Bello
funda la Universidad
y es su Primer Rector y Gabriel René Moreno es el primer Bibliotecario.
El encuentro
de estas dos almas gemelas hace refulgir en Chile las luces del saber. El caraqueño acepta la nacionalidad
chilena, mientras que Moreno prefiere mantenerse boliviano; pero muy
agradecido.
Gabriel René
Moreno dejará su nombre plasmado en la Biblioteca principal de la Universidad y
su legado bibliotecológico será de tanta importancia que hasta el día de hoy se
siguen sus lineamientos de catalogación.
Los Archivos de Moxos
y Chiquitos
La magia del
mundo de El Dorado atrapa al joven cruceño y hace que busque otros horizontes
inexplorados. Es así que llega al Beni y un panorama pintado de verde, con
melodía venida desde las entrañas, le habla con voces de selva virgen.
El Archivo de
Moxos y Chiquitos, prácticamente abandonado en las Oficinas Reales de La Plata, en un cuarto oscuro y húmedo, debajo de
unas escaleras, hace que Gabriel René Moreno solicite tan preciado tesoro y
como nadie le daba valor alguno le fue entregado sin mayor trámite.
A lomo de mula
los transportó hasta el Puerto boliviano de Antofagasta. En barco hasta
Valparaíso y en ferrocarril hasta Santiago.
Así comienza
la verdadera recopilación de valiosísimos documentos que a la postre serían
fundamentales para nuestra Historia. Moreno hace una recopilación por orden
alfabético de todos los pueblos y como ninguno los describe con su magnífica
pluma de hombre queredón de la tierra.
Sus artículos
Su eterna
compañera: la pobreza, hacía que Gabriel René Moreno escribiera en papeles
sueltos que a la postre eran publicados en revistas de la época, que daban
acogida a Gabriel René por considerarlo un magnífico articulista.
Con sesuda
inteligencia, profundidad en sus apreciaciones,
con la palabra justa y elegante, vertía sus opiniones, haciendo que la clase
intelectual chilena, argentina y peruana adquiriera las revistas para
coleccionarlas, por el valioso aporte a
la política, a la literatura, a
la historia, a la sociología, a los personajes
más destacados de la época, como
“Antonio José de Sucre”, por quien tenía gran admiración. “Josefa Mujía” la
poetisa ciega, “Daniel Calvo”, su maestro de francés en Sucre. “Manuel Tovar” Ensayos
sobre “Límites entre Bolivia y la República Argentina.
Las revistas
más renombradas se disputaban por tener
en sus páginas a tan insigne boliviano, como: Revista “La estrella de Chile”,
Revista de Buenos Aires. “Lamartine” de Chile,
“Crónica literaria de Santiago.
“La mita en
Potosí en 1795”
nació en una Revista Chilena.
Su estilo literario
Gabriel René
Moreno tenía un fuerte acento andaluz y algo gallega. Su lenguaje muy puro,
influenciado por la lectura de los cásicos españoles hacía a veces no ser
comprensible para el vulgo. Algunos lo encontraban amanerado.
Sus escritos
pulcros y varias veces corregido, denotaba su alta entrega al trabajo ya que
los consideraba dirigidos a un público especializado en Historia y Literatura;
pero sobre todo para la posteridad.
Muy cuidadoso al
escribir, de elegantísima composición. Una característica en él es que jamás denigró a personalidad
alguna y cuando hubo de expresarse en crítica ceñuda hacia algún escritor de su
época, jamás le lastimó, sino que en el idioma de Cervantes, con trazos veloces
y certeros, pintaba un panorama que hasta el propio criticado, quedaba
convencido de que su sustento no tenía el valor puesto por él.
Su gracia y
profundidad, hicieron de los escritos de Moreno una verdadera joya literaria,
aunque nunca escribió poesías.
La Guerra del
Pacífico
Negros
nubarrones entorpecerían su vida en Chile, tierra que amaba profundamente por
haberle acogido con inigualable cariño. A punto estaba de publicar su primera
obra de carácter bibliográfica “Biblioteca Boliviana” cuando la guerra estalla
con todo su dolor.
Gabriel René
está en una encrucijada, por un lado su corazón le demanda gratitud a Chile y
por el otro el amor a su Patria Bolivia. Entonces decide auto desterrarse en
Buenos Aires. Pero los hilos del destino se tejen y le colocan en un lugar
jamás sospechado por Moreno: la carrera diplomática.
El presidente
boliviano Hilarión Daza le encomendó tareas de intermediación para superar el
conflicto. Moreno no se rehusó porque era conocedor de los altos círculos políticos
chilenos y también conocía las deficiencias
de las tropas bolivianas. Su trabajo fue brillante; pero Daza no cumplió con
sus promesas y dejó en situación muy delicada a Gabriel René, quien fiel al
encargo patriótico siguió hasta el final. La pérdida del Litoral le fue culpada
por varios políticos bolivianos, quienes promovieron un juicio en Sucre. Moreno
se presentó sereno y seguro, demostrando su inocencia, pues tan sólo cumplió
las órdenes dadas por su Presidente. Declarado inocente, retornó a Chile
profundamente amargado por el trato recibido.
Su contribución a la
cultura latinoamericana
Toda América Latina se benefició con la obra moreniana, porque es la
figura más representativa del Realismo.
Aportó de una manera asombrosa a la técnica y desarrollo científico de la
bibliografía
La creación del Archivo Nacional, donde desplegó sus saberes en la
recopilación conservación ordenada y clasificación de los documentos
correspondiente a los poderes Legislativo y Ejecutivo.
Gabriel René sobresale como historiador y escritor crítico. Es el primer
Archivista.
Creó la ficha de primera producción, tenía riqueza, variedad, extensión y
profundidad, fue muy difundida en Chile, Argentina y Perú.
Sin embargo en Bolivia fue muy poco considerada.
Gracias a su contribución Chile fue en pionero en bibliotecología, porque
ningún país tenía tan bien organizadas las bibliotecas de las universidades. El
camino abierto por Gabriel René fue seguido por historiadores, bibliógrafos,
genealogistas de su época
Su enfermedad y
muerte
Los años no pasaron en vano y la humanidad venerable del brillante
cruceño iba cada día acentuando los achaques propios de la edad. Su hermana
Clemencia tras enviudar había ido a Chile a hacerle compañía, solícita y amorosa le atendía hasta en los
más mínimos detalles.
La glándula prostática le producía grandes malestares y el médico habíale
recomendado operación inmediata. El 24 de Abril de 1908 partió de Santiago a
Valparaíso. Los 25 distinguidos facultativos en junta de médicos auscultaron a
tan ilustre enfermo, el domingo 26 fue internado en el Hospital Alemán, el 27
guardó reposo y fue preparado para la intervención. El martes 28 la operación
se realizó con todo éxito; pero un ataque inesperado al finalizar la tarde puso
a Gabriel René en estado de coma.
A las doce de la noche, en brazos de su angustiada hermana, lanzaba al
aire un profundo suspiro, por donde se le escapa el alma. Los ojos profundos y
azules se cerraban por última vez, para abrirse a la inmortalidad. Su cuerpo
con 72 años, siete mese y veintiún días caía vencido ante la enfermedad.
Las autoridades y amigos lo solicitaron en Santiago para darle el último
adiós, con todos los honores de cual él era digno. Sin embargo se cumplió su
pedido reposar en Santa Cruz, donde actualmente está
“El Príncipe de las
letras bolivianas”
Sólo habían
transcurrido treinta días del
fallecimiento de Gabriel René, cuando en el periódico “El Mercurio” de
Valparaíso, un sentido, profundo y doloroso adiós, nacía de la prodigiosa pluma
del escritor chileno Don Gonzalo de Bulnes, amigo entrañable de Moreno.
“La partida
del insigne boliviano, que tan sólo con
veintidós años ya había escrito importantes trabajos, señalaban claramente el
nacimiento de un gigante de las letras bolivianas”
“Este
boliviano ha honrado este suelo, al haber vivido la mayor parte de su vida
entregado a la biblioteca más importante del país y deja una huella imborrable
a su paso por aquí”
“El Príncipe
de las letras bolivianas ha muerto……….pero su obra vive”.
Otros historiadores
han coincidido en el título: “Príncipe de los escritos bolivianos”. “Mentor de
la historiografía sudamericana”. “Creador de una obra inmortal”.
El nombre de nuestra
Universidad
Un cruceño comprometido con su tierra, se batió solitario en desigual
lucha en el Congreso Nacional, para lograr el cambio de nombre de la Universidad cruceña
que hasta ese entonces se llamaba “Santo Tomás de Aquino”, puesto por el Primer
Cancelario o Rector el Obispo Juan José Valdivia.
El Dr. Benigno Lara, fiel defensor de la obra de Moreno, sostenía que la Universidad debía
llevar su nombre, en justo reconocimiento al aporte que Gabriel René aportó al
país y era fruto de Santa Cruz.
Una voz disonante, agria y resentida se alzó en el recinto congresal, era
el Diputado Franz Tamayo, que airadamente sostenía que Moreno había sido un
traidor a la Patria,
por lo que se oponía tenazmente a que se le dé ese honor. Lara, con elocuencia
bien fundamentada, con voz firme y segura demostró el aporte latinoamericano de
Moreno e hizo latir en todos los corazones, el sentimiento y la pasión que
Moreno había demostrado por su país.
Uno a uno llegaron los votos de los congresistas afirmando la
determinación del cambio de nombre de nuestra Universidad. Es así que por Ley
de 9 de Septiembre de 1911,
a los dos años, un mes y once días del fallecimiento de
Gabriel René Moreno se hacía un reconocimiento justo al defensor de la heredad
nacional.
Repatriación de sus restos
4 de enero de
1918
El cielo gris y encapotado de
lluvia cubre la mañana triste cuando los restos mortales de Gabriel René vuelven a su tierra amada Santa
Cruz, gracias a la intervención de su hermana Clemencia que le acompañó en sus
últimos días, cumpliendo fielmente su pedido de reposar para siempre en su
amado colegio Seminario, ya para entonces llamado Nacional Florida.

En el 2008, cuando se conmemoraba los 100 años de su fallecimiento, los
restos son trasladados al Museo de Historia, a una sala especial donde se
guardan y exhiben todos sus efectos personales, muy cerca de la casa donde él
nació.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario